No es la primera vez, ni creo que sea la última, que escucho de labios de una persona que sufre acné o que conoce a alguien que lo tiene, que le han dicho “que lo mejor para acabar con el acné es tomar el sol, porque seca los granos..” . En fin , yo sigo llevándome las manos a la cabeza porque veo casos y casos de adolescentes y no tan adolescentes que deciden que el mejor tratamiento para su dolencia es tomar el sol a mansalvas.
Si es cierto, que con la llegada del verano y la exposición a los rayos solares, la piel con acné presenta una mejoría que, además de ser transitoria, es muy leve. Esto se debe a que los rayos ultravioletas tienen un efecto bactericida que pueden eliminar las bacterias causantes del acné y que debido al efecto inmunosupresor de los rayos solares los granitos (lesiones inflamadas) pueden mejorar también de forma transitoria.
Como veis, me reitero mucho en la palabra “transitoria” porque no sólo los efectos son fugaces, sino que además pueden tener un efecto rebote. La exposición prolongada al sol (aparte de los riesgos generales para todo tipo de pieles) puede volverse en contra de las pieles con acné, ya que, sin darnos cuenta, la radiación solar aumenta el grosor de la capa más superficial de la piel lo que provoca el taponamiento de la glándula sebácea o poros ocasionando que a la larga la patología empeore.
Otro error que he observado es que muchos pacientes abandonan su tratamiento en verano a favor de esta idea de que el sol mejora la piel con acné. Esto nunca debe ocurrir, consulta siempre con tu dermatólogo antes de introducir algún cambio en tu tratamiento. Hay que tener en cuenta que algunos de estos tratamientos pueden ser fotosensibilizante, es decir, que hace la piel sea más sensible al sol. Por eso hay que buscar un protector solar adecuado a este tipo pieles, especialmente que sean poco grasos. Además, hoy en día existen fotoprotectores solares que tienen principios activos contra el acné, es decir, además de proteger del sol mejoran esta patología.