Ya se que estarás harto de escuchar que hay que utilizar una protección solar mínimo de un FPS +30 siempre que nos expongamos al sol, que hay que usarla todos los días y no sólo en la playa y que hay que evitar exponernos al sol lo más posible. Supongo que no por mucho repetirlo hay más probabilidades de que estos consejos se tomen en serio, así que lo que me propongo hoy es contarte lo que supone para tu piel el hecho de tomar el sol alegremente, ponerse moreno e intentar mantener éste bronceado el máximo tiempo posible.
Pues la verdad es que no hay una forma sana y saludable de broncearse. En cuestión de segundos la piel empieza a sentir los efectos de la exposición directa al sol, respondiendo con la producción de melanina (que es lo que produce el bronceado). Quizás pienses que este bronceado otorga a tu piel una apariencia joven con un brillo saludable pero la verdad es, que con el tiempo, tiene un efecto totalmente opuesto a lo que creemos; favorece el fotoenvejecimiento, las arrugas, la aparición de manchas, flacidez, cambia la textura de la piel y lo que es peor…. Cáncer de piel. Así que no te engañes, no hay un “bronceado intermedio” que sea menos dañino.
¿Cuál es el proceso del bronceado?
Lo que ocurre justamente después de exponernos al sol es que la piel se enrojece (esto tarda 1 minuto) y responde produciendo melanina para proteger el ADN de nuestras células de los daños producidos por los rayos UV. En otras palabras, imagina que la piel crea pequeñas sombrillas de pigmento que se colocan encima del núcleo de las células para protegerlas y eso es a lo que denominamos bronceado. Parece algo gracioso pero este proceso aumenta el envejecimiento, ya que la exposición solar alerta al cuerpo para producir más células lo que puede provocar una sobre actividad, un taponamiento de los folículos y que el cuerpo produzca más aceite en un intento de nutrir la superficie deshidratada.
Dentro de lo que es el proceso de bronceado hay dos fases; la de efecto inmediato y las de efectos retardados. Si hablamos de bronceado inmediato o cosmético, nos referimos la que ocurre inmediatamente y comienza con la débil energía de la radiación UVA y la luz visible. La radiación UVA provoca que la melanina incolora existente en los melanosomas se oxide, lo que conlleva que el pigmento de la piel se oscurezca rápidamente. Lo que hay que tener en cuenta es que durante esta fase la cantidad total de melanina en la piel no cambia, así que lo que ocurre es que la piel sufre un oscurecimiento, que es sólo cosmético y que dura sólo unas horas. Debido a que no hay un incremento en la producción de melanina, la protección que se genera contra los rayo UVB o contra las quemaduras solares es muy poca.
Cuando hablamos de los efectos retardados nos referimos al bronceado profundo o retardado y suele ser visible alrededor de las 72 horas siguientes a la exposición a los rayos UVB. Cuando el organismo se ve expuesto a estas radiaciones hay un aumento de la melanogénesis. El bronceado derivado de este proceso es más duradero que el causado por la oxidación de la melanina ya existente y protege más contra los daños producidos por los rayos UV. Pero ojo, este tipo de bronceado también conlleva que el ADN a nivel celular sufra cierto daño acumulativo que, con el tiempo, puede tener efectos perjudiciales para nosotros.
La quemadura solar o eritema solar es otro otro tipo de efectos retardados a la exposición solar. En menos de 10 minutos de exposición intensa a los rayos UV la piel empieza a poner en marcha el sistema de defensa contra su enemigo; la cara, el cuello y el tronco son de dos a cuatro veces más sensibles que los brazos o piernas. El primer indicador de que un daño se está produciendo es que la piel se enrojece. Este enrojecimiento puede aparecer entre dos y seis horas después de la exposición, e incluso puede hasta 24 horas después y puede ir acompañado de hinchazón o ampollas si la quemadura es muy importante.
Tras este proceso, la piel empieza a oscurecerse y volverse más tirante ya que pierden nutrientes y se deshidrata. Poco a poco las células se vuelven más finas y producen melanina para intentar que los rayos UV no penetren en las parte más profundas de la piel y dañen el ADN. Si la exposición solar supera a la habilidad del cuerpo para protegerse, podemos estar hablando de daños muy serios para la piel ya que si hay daños a nivel de ADN y el mecanismo de reparación se inhibe entonces puede aparecer el cáncer de piel.
Bronceado extremo
A menudo, como consecuencia de las quemaduras solares, se produce una descamación de las partes dañadas. Este es otro mecanismo de defensa contra el cáncer, ya que lo que lo que el organismo hace es ordenar a las células que han sido afectadas por la radiación que “se suiciden”, previniendo el riesgo de que puedan sufrir alteraciones, y así ser reemplazadas por otras capas de células nuevas.
¿Qué hacer si sufrimos una quemadura solar?
Lo primero, si detectas que estás sufriendo una quemadura, protégete del sol y bebe mucha agua. Si se producen ampollas ve al médico para que te aconseje. Mientras tanto intenta reducir la inflamación. Un baño con agua fría puede ser muy útil.
Utiliza un after-sun para hidratar y refrescar la piel. No utilices otro tipos de cremas más grasas, ya que puede producir un efecto opuesto al que queremos, es decir, dejar salir el calor de la piel.
Muy importante es evitar exponernos al sol mientras suframos el eritema solar, incluso aunque llevemos protección solar.
Y por último, recuerda que la piel lleva un registro de todo lo que le ocurre y que nunca olvida. Prevenir es la mejor solución para futuros problemas, ya que el daño que se ha sufrido hoy puede aparecer en el futuro en forma de manchas, envejecimiento prematuro o incluso cáncer.
Camionero que durante 30 años expuso su lado izquierdo más a la radiación solar ha sufrido envejecimiento prematuro en este lado de la cara. Fuente: http://diariode3.com/cara-y-ceca-del-sol-en-el-rostro-de-un-camionero/
Como decimos en Huelvaderm «Nosotros no tomamos el sol, el SOL nos toma a nosotros y el sol en la playa de Punta Umbría es primo hermano del sol de la Calle Marina.»